Batalla de Tucumán
24 de septiembre de 1812

Antecedentes: Segunda Campaña en el norte argentino

     Luego de la gravísima derrota sufrida por el ejército patriota en Huaqui (ver 20 de junio de 1811) y la larga y penosa retirada había convertido a éste en una masa carente de cohesión, de moral y de elementos.
     La sublevación de Cochabamba obligó a Goyeneche a marchar para sofocarla con parte del ejército vencedor en Huaqui, mientras otra parte del mismo, a órdenes del general Tristán avanzaba hacia Jujuy.
     El 23 de agosto, por disposición del gobierno Belgrano retrocedió desde Jujuy hasta Tucumán, previa orden a la población de evacuar el territorio, episodio esta conocido como "el éxodo jujeño".
     El triunfo patriota en la batalla de Las Piedras, reconforto la moral de estas tropas. Belgrano continuó su marcha hacia Tucumán, y en atención a los distintos factores de la situación que vivía, resuelve, contrariando dicha órdenes, poner fin al movimiento retrógrado. Su idea era esperar al enemigo fuera de la ciudad y atacarlo una vez que se hubiera aproximado.  

Fuerzas patriotas:  800 hombres de infantería y 1.000 de caballería.  

Fuerzas realistas:   2.000 infantes y 1.000 jinetes, con 13 piezas de artillería.  

La acción

     El día anterior a la batalla, al tener conocimiento que los realistas habían llegado a Los Nogales (18 Km al Norte de la ciudad de Tucumán) Belgrano formó su ejército en batalla al Norte de la misma, interceptando el camino de marcha de aquellos.
     El día 24 los realistas realizaron un rodeo por el Oeste de la ciudad, movimiento que amenazaba cortar la línea de retirada de los patriotas. Estos fueron entonces a situarse en el campo de las Carreras, al Sudoeste de aquélla.
     Cuando parte de la infantería realista iniciaba el ataque, Belgrano ordenó que su infantería, de la cual un tercio tenía grandes cuchillos en lugar de bayonetas, cargara al arma blanca sin contestar el fuego que recibía. Al mismo tiempo dispuso que la caballería del ala derecha (en gran parte armada de lanzas y cuchillos enastados, y muchos sin más que puñales, lazos y boleadoras) cargara por el flanco al regimiento de caballería de Tarija, que constituía la extrema ala izquierda realista, mientras la caballería patriota mantenida de reserva cargaba frontalmente. Esta acción motivó la rápida derrota de la caballería enemiga, que abandonó el campo. La caballería vencedora se dedicó a lancear dispersos y saquear bagajes.
     Los batallones Abancay, Cotabamba y Real Lima, que formaban el resto del ala izquierda realista, desmoralizados por la derrota de su caballería, se replegaron en bastante desorden.
     Mientras tanto, en el ala izquierda patriota el batallón del Pardos y Morenos y el piquete de jinetes de Santiago del Estero habían abandonado el lugar de la acción debido al ataque de los batallones Paruro, Chichas y Fernando VII. Estos batallones, al observar el repliegue del ala izquierda realista y el avance de la derecha patriota, se replegaron a su vez.
     En ese momento todo era confusión en el campo de batalla, como consecuencia de los movimientos realizados por amos bandos, cuyas tropas en parte se encontraban entremezcladas, al lo cual se unían las dificultades para la observación motivadas por el humo que cubría el lugar y el pasaje de una nube de langostas.
     Belgrano creyendo que los realistas se habían apoderado de la ciudad, reunió unos 200 dispersos y con ellos se dirigió al Rincón, paraje situado tres leguas al Sur de aquélla.
     Díaz Vélez con casi toda la infantería y la artillería se había replegado a la ciudad, llevando como trofeos las banderas de tres batallones, cinco cañones, algunos centenares de prisioneros y el parque del ejército realista. Luego rechazó la intimación de rendirse que le formulara Tristán, quien se había posesionado de los arrabales al Oeste de la ciudad.
     Al día siguiente Belgrano, en conocimiento de la situación, avanzó con 500 hombres hacia los realistas y les intimó rendición, lo que fue rechazado. Durante la noche el general patriota con la caballería se trasladó al arroyo Manantiales; su intención era interceptar la retirada del enemigo, no logrando su objeto pues ésa siguió por el camino de Salta.  

Pérdidas:  

Realistas: 450 muertos, 687 prisioneros, 7 piezas de artillería, 400 fusiles, tres banderas, dos estandartes, todo el parque y bagajes.

Patriotas: 80 muertos y 200 heridos.