Segunda batalla de Santa Rosa
7 de diciembre de 1874

Antecedentes:

En abril de 1874 se realizaron los Colegios Electorales que elegirían al nuevo presidente. La fórmula vencedora fue las del partido Nacional, Avellaneda - Acosta por sobre las del partido Nacionalista Mitre - Torrente. Mitre decide encabezar una revolución para impedir que Avellaneda asuma el poder; pide la baja del ejército y pasa al Uruguay. El general Arredondo que se había unido a la sublevación con las tropas de Villa Mercedes y de la Guardia nacional de San Luis, llega a Córdoba. De allí marchó a Santa Rosa (75 km Sudeste de la ciudad de Mendoza) y atacó a fuerzas legales (ver 29 de octubre). Arredondo entra en la ciudad de Mendoza, donde incrementa sus efectivos. El general Julio Argentino Roca con las fuerzas gubernamentales avanza desde Bell Ville, a su encuentro. El 13 de noviembre, ante el avance de Roca, Arredondo marcha a situarse en Santa Rosa, donde se fortifica.

Fuerzas contendientes

Ambos adversarios cuentan con efectivos equivalentes, 4.500 hombres.

La acción

Arredondo creyó que Roca disponía de efectivos muy superiores y organizó una posición defensiva en la que hizo construir un foso, parapeto y palizadas; su derecha estaba protegida por el río Tunuyán y su izquierda por terreno que se hizo inundar.

En la noche del 6 al 7, Roca dejó algunas fuerzas para que al día siguiente simularan un ataque frontal y con casi todos sus efectivos efectuó un rodeo de la posición adversaria, situándose unos cuatros km a retaguardia de aquélla.

Arredondo, sorprendido por ese movimiento a causa de la falta de exploración, apreció que sería atacado simultáneamente por el frente y por la espalda; dejó entonces la mayor parte de sus fuerzas para afrontar el primero de dichos ataques y desplazó las restantes para oponerse al ataque contra su retaguardia.

La acción se empeño a las 7 y terminó tres horas después. Las caballerías tuvieron escasa actuación, debido a las dificultades que el terreno opuso a los jinetes de Roca y que la caballería rebelde, montada en mulas, huyó a poco de iniciarse la lucha.

Los revolucionarios sufrieron una derrota aniquiladora: tuvieron 300 bajas entre muertos y heridos y 2.000 cayeron prisioneros, entre éstos el gen general Arredondo; perdieron también los tres cañones y las dos ametralladoras de que disponían, todo el armamento restante, el parque y los bagajes. Las fuerzas legales sufrieron unas 200 bajas.