Providencia del Virrey Cisneros reorganizando los cuerpos voluntarios de Buenos Ayres. El Exmo. Sr. Virrey, etc. A las tropas voluntarias de Buenos Aires. Los enormes gastos a que las pasadas ocurrencias precisaron, han agotado de tal modo los fondos del Real Erario, que apurados todos los recursos sin poder cubrir las atenciones más necesarias, resulta un déficit considerable, que, aumentado diariamente, amenaza una terminación de las más fatales consecuencias. Este lastimoso estado obligó a mi antecesor – Liniers[1] - a la formación de una Junta mixta, encomendando al celo de sus vocales la coordinación de un nuevo plan que, aumentando los ingresos, restituyese el equilibrio que en el sistema ordinario era imposible conservar; pero nuevas desgracias destruyeron la influencia que el plan adoptado podía haber tenido en la mejora de las rentas, debilitándose con su notoria quiebra los medios efectivos con que únicamente pude sostener el gobierno vuestra seguridad. (...) Para el logro de estas ideas convoqué una Junta mixta, haciendo concurrir a ella Jefes militares, Magistrados y vecinos, que por sus antiguos conocimientos del país me proporcionasen los medios más análogos a la calidad de los apuros: ellos han sido instruídos de la necesidad de una fuerza armada y estado actual de la vuestra; y aunque sus observaciones se han reglado por la única medida de vuestro bien, en la coordinación de los medios que deban asegurarlo ha sido preciso incluir algunas reformas, que dirigidas por una prudente economía contribuyan al restablecimiento del equilibrio, que el solo aumento de ingresos no podría conseguir. Pero si la necesidad de conservar nuestra fuerza y disminuir los gastos que ocasiona, no presenta otra conciliación que la de conservar al soldado, retirando algunos oficiales; el gusto reconocimiento a los méritos que ésos han contraído, recomienda sus personas ante esta superioridad, debiendo considerarse firmemente colocado en el alto grado de honor que corresponde a sus sacrificios. Vosotros, pues, a quienes la necesidad separa por ahora de un servicio activo, conservad los mismos uniformes, las misma graduaciones, las mismas prerrogativas; y no esperéis solamente los seguros efectos de la benevolencia del Monarca, sino contad también con este Superior Gobierno, en quien hallaréis constantemente apoyo y protección para mejorar del Soberano que represento, y os ofrezco que no solamente optaréis a las plazas militares que vacaren en los Cuerpos Voluntarios que se fomenta, sino que para cualquier destino análogo a vuestros conocimientos será un mérito de preferencia la mera presentación de vuestros despachos. (...) El fruto de vuestras victorias no puede subsistir si no agregáis nuevos sacrificios a los que las produjeron; y convencidos de la urgente necesidad de minorar los gastos a que la Real Hacienda no puede sufragar, aun con los aumentos meditados, debéis recibir la reforma que os ha tocado con un medio indispensable de salvar a la Patria, tomando el interés que os corresponde en la conservación de un bien que es obra vuestra. Bajo esto principios os comunico las siguientes resoluciones:
Los Cuerpos que se suprimen, luego que se les prevenga, remitirán sus banderas y estandartes, con la escolta correspondiente de cada cuerpo, a este Fuerte para depositarlas en la Sala de Armas, a donde también entregarán éstas y fornituras que recibieron a su formación, según el cargo que tuviesen hecho de ellas, en consideración a que los demás cuerpos que deben reemplazar aquella tropa, habiendo constado en su creación de mayor número de plazas que actualmente tienen, es consiguiente conserven las armas de los individuos que han ido desminuyendo. No permitiéndome mis graves ocupaciones el atender al por menor de este nuevo arreglo, nombre por comisión al Teniente General D. Pascual Ruiz Huidobro para que con el Sargento Mayor de la Plaza y los Comandantes de los mismos batallones lo verifique con la brevedad posible, y que, avisándome cuando estuviesen en estado de ello, pueda yo revistarlos como corresponde. Buenos Aires, 11 de Septiembre de 1809 Baltazar Hidalgo de Cisneros(Archivo General de la Nación: Impreso contenido en el legajo Tribunal del Consulado, 1809. [1] La nota es nuestra. |